En tiempos lejanos, los médicos les recomendaban a sus pacientes embarazadas que no consuman cafeína ya que ésta podría causar un trastorno en la salud del bebé. Los riesgos a los cuales se referían los profesionales eran los de una posible perdida, o un parto prematuro que acelere el periodo de gestación de la criatura sin llegar a ser el apropiado. Ahora, eso es cuestión del pasado. Según el Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos, ingerir una cantidad moderada de café no produce ningún tipo de inconveniente.
Aquellas mujeres que tienen la costumbre de deleitarse con una taza cada mañana, podrán seguir haciéndolo pese a estar aguadando la llegada de un hijo al mundo. Todos los estudios que se venían realizando en los últimos años siempre arrojaban resultados muy contradictorios entre ellos.
Ahora se llegó a la conclusión de que la cantidad permitida es de 200 miligramos, lo que equivale a cuatro tazas de té de 240 ml o cinco gaseosas de 350 ml. Pese a que se impuso un límite en cuanto a la incorporación al cuerpo de cafeína por día, William Barth, presidente del Comité de Prácticas Obstétrica del Colegio, dijo que el exceso a ese número no está asegurado que provoque perturbaciones en el niño.